En 1939, al inicio de
la Segunda Guerra Mundial, el gobierno inglés planeaba colocar estos afiches
para tranquilizar a su población ante posibles ataques. Lógicamente el estrés
de la sociedad era alto porque la población recordaba las consecuencias del
primer enfrentamiento global.
Hace más de diez años
los propietarios de una librería encontraron los afiches originales en el
condado de Northumberland en Inglaterra. Desde entonces estos han ganado
popularidad en países como Guatemala.
Aunque el panorama es
totalmente distinto al de Inglaterra en ese tiempo, mantener la calma en
nuestro país parece un reto. De hecho, el estudio de Cultura Política de la
Democracia en Guatemala nos indica que 7 de cada 10 guatemaltecos tiene
preocupaciones de tipo económico como: encontrar y mantener un trabajo, y generar
el ingreso necesario para asegurar su estabilidad económica. Otros manifiestan
que su principal preocupación se refiere a la inseguridad ciudadana en el país.
A esto se agrega que,
en general, cada vez confiamos menos en las personas que viven en nuestra
comunidad. Por ejemplo, las estadísticas del mismo estudio indican que el 54%
de los guatemaltecos que viven en la ciudad capital considera que sus vecinos
son nada o poco confiables. Estas y muchas otras situaciones nos impiden alcanzar
un estado de tranquilidad y calma.
La solución a tales
preocupaciones no se alcanzará al seguir los consejos que se dan en las
diversas variaciones del mensaje como “keep calm and eat a cupcake” o “keep
calm and support Barcelona/Real Madrid”. Más bien, estos mensajes sugieren
acciones que contribuirían momentáneamente a nuestra satisfacción individual.
En mi opinión, mantener
la calma no significa inactividad sino un estado que nos permite asignar la
debida importancia a cada una de nuestras acciones, considerando el impacto
positivo o negativo que tendrán en las demás personas.
Una versión de este artículo fue publicada en la Revista Iniciativa Mujer, disponible en: http://issuu.com/revistainiciativamujer/docs/revista_sept
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