miércoles, 4 de septiembre de 2013

Keep calm

Por doquier podemos leer la típica frase inglesa: keep calm and carry on (mantén la calma y continua). Esta ha sido modificada y utilizada en diversos anuncios publicitarios; sin embargo, pocos conocen su origen.

En 1939, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno inglés planeaba colocar estos afiches para tranquilizar a su población ante posibles ataques. Lógicamente el estrés de la sociedad era alto porque la población recordaba las consecuencias del primer enfrentamiento global.

Hace más de diez años los propietarios de una librería encontraron los afiches originales en el condado de Northumberland en Inglaterra. Desde entonces estos han ganado popularidad en países como Guatemala.

Aunque el panorama es totalmente distinto al de Inglaterra en ese tiempo, mantener la calma en nuestro país parece un reto. De hecho, el estudio de Cultura Política de la Democracia en Guatemala nos indica que 7 de cada 10 guatemaltecos tiene preocupaciones de tipo económico como: encontrar y mantener un trabajo, y generar el ingreso necesario para asegurar su estabilidad económica. Otros manifiestan que su principal preocupación se refiere a la inseguridad ciudadana en el país.

A esto se agrega que, en general, cada vez confiamos menos en las personas que viven en nuestra comunidad. Por ejemplo, las estadísticas del mismo estudio indican que el 54% de los guatemaltecos que viven en la ciudad capital considera que sus vecinos son nada o poco confiables. Estas y muchas otras situaciones nos impiden alcanzar un estado de tranquilidad y calma.

La solución a tales preocupaciones no se alcanzará al seguir los consejos que se dan en las diversas variaciones del mensaje como “keep calm and eat a cupcake” o “keep calm and support Barcelona/Real Madrid”. Más bien, estos mensajes sugieren acciones que contribuirían momentáneamente a nuestra satisfacción individual.

En mi opinión, mantener la calma no significa inactividad sino un estado que nos permite asignar la debida importancia a cada una de nuestras acciones, considerando el impacto positivo o negativo que tendrán en las demás personas.
 
Una versión de este artículo fue publicada en la Revista Iniciativa Mujer, disponible en: http://issuu.com/revistainiciativamujer/docs/revista_sept

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